Coffee and Cigarettes. [Chelsea & Carla]

por **Jennifer N. O'Connell** Miér Jul 04, 2012 9:25 pm

Llevaba horas caminando por la ciudad sin hacer nada, había salido aquella mañana del apartamento que compartía haciéndome una coleta despeinada y cogiendo un encendedor pues tabaco sabía que llevaba, siempre lo hacía. Solo había entrado en algún local para comer, una hamburguesa de la que me dejé la mitad y una coca-cola, siempre que hacía cualquier cosa tenía menos ganas de comer que cuando estaba parada, que me entraba un hambre voraz aunque siempre terminaba reprimiendo esas ganas de ir a algún lugar de comida basura y atiborrarme. Cuando salí del establecimiento me refugié en un parque del sol de mediodía, debajo de un árbol, y, cuando una pequeña brisa se levantó yo seguí caminando, llevaba ya un par de cigarros, miré la cajetilla, todavía quedaban la mitad. Bajé la vista despreocupada y vi caminar a mis zapatos sin ningún lugar al que ir, entonces se me ocurrió que ir al muelle era una buena idea, bueno, simplemente fue la única idea que tuve. Di la vuelta de repente, lo que provocó que casi me cayera, crucé la calle corriendo como si de movimientos controlados se trataran y, una vez en la otra acera, me abrí paso entre las múltiples personas dirección al muelle.

Llevaba ya un rato caminando y no me quedaba mucho, paré a comprar un café. Estaba a varios metros ya del lugar donde me dirigía cuando me paré para encenderme un cigarro y levantar la vista hacia el cielo despejado de nubes, retomé mi caminata, ya sin prisa, no había mucha gente así que no tuve problema en llegar al final del muelle y hacer lo que siempre hacía cuando iba, me senté en uno de los extremos, me quité los zapatos y la coleta dejando que la brisa me revolviera el cabello y colgué las piernas del muelle balanceándolas ligeramente mientras colocaba los zapatos a un lado y en paquete de cigarrillos con el encendedor al lado. Cerré los ojos, di un sorbo al café y, después de dar una calada, expulsé el humo pausadamente.

por **Carla J. Müller** Miér Jul 04, 2012 11:59 pm

Aquella mañana me había despertado temprano, algo extraño teniendo en cuenta la escapada al muelle de la noche anterior. Quizá el molesto rayo de sol que no me dejaba dormir había tenido algo que ver, pero básicamente era increíble verme madrugar después de la adrenalina de horas antes. Incluso me atrevería a decir que había sido la primera en levantarme en el apartamento que compartía. Solo que no podía asegurarlo, ya que me había marchado de inmediato sin esperar a nada ni a nadie.

Como buena oportunista que era para según que cosas había llegado a la playa bien pronto, dispuesta a apropiarme de un buen sitio ya que de lo contrario luego estaría todo muy lleno. Era verano, y había que aprovecharlo al máximo. Así que, en efecto, me había pasado la mañana bañándome y tomando el sol. Lo increíble era que no me ponía morena. Quemarme sí, pero ponerme morena… ni de milagro. También, todo sea dicho, había echado un buen vistazo a los chicos. Podrían llamarme pervertida y todo lo que quisieran, pero aún así tendrían que admitir que había unos cuantos realmente dignos de observar. Lo malo era que todos los guapos tenían novia, eran unos creídos, estaban casados o bien eran homosexuales. Hasta el momento no había encontrado a nadie digno de pasar conmigo más de una noche.

Para el almuerzo me había conformado con ir a un pequeño bar cercano a la playa, podía haber pasado por el apartamento y cocinar algo yo misma pero simplemente no me apetecía incendiar la cocina, al fin y al cabo conmigo vivían cinco personas más y tenía que ser considerada. Reí por lo bajo cuando aquellos pensamientos pasaron por mi mente, lo cierto era que mis artes culinarias resultaban en algo imposible de comer. Tenía tan mal aspecto lo que sacaba de ahí que podía ser hasta venenoso, por eso no solía cocinar con frecuencia. Todo lo que conllevase fuego de por medio era peligroso en mis manos, especialmente por mi eterna torpeza.

Tras comer emprendí una pequeña carrera en dirección al muelle, rememorando mi locura de la noche anterior y disfrutando del buen tiempo que hacía. No tenía calor, pero desde luego el hecho de que solo fuese cubierta por un bañador negro y un vestido playero cortísimo tenía mucho que ver al respecto. Repentinamente mis ojos se detuvieron al reconocer a alguien que se me hacía demasiado familiar. Mi sonrisa se amplió y apresuré el paso para llegar a su lado, mientras apartaba un mechón de mi rostro.
- ¡Hola Jenn! –Finalmente me detuve al lado de mi mejor amiga y compañera de apartamento, sentándome a su lado.
- [i]¿Qué tal llevas el día? –Pregunté momenos después, curiosa.

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