no way back (abbey & zianne)

Tic tac tic tac , el sonido era constante e igual. Sólo eso y el ruido que las hojas de un viejo álbum de fotos hacían al pasar se podía distinguir entre semejante apático silencio. Y era extraño esto, tratándose del lugar y momento en el que me encontraba. Jamás hubiese esperado el hecho de estar sola en todo el apartamento un viernes por la tarde, ya que generalmente los viernes pasaba el día completo con quienes actualmente estaba viviendo. Absolutamente todos habían decidido tomar un poco de aire fresco y pasar la tarde fuera de casa, y lo cierto es que era costumbre del grupo en sí hacer este tipo de actividades mínimamente una vez por semana. Todos… todos menos yo, que por decisión propia quise permanecer encerrada dentro de estas cuatro paredes al que reconocía como “hogar” . Ninguno de ellos estaba sorprendido de esta actitud que había tomado, puesto que me conocían y desde siempre tuvieron en cuenta que ciertas veces me mostraba atípica a las salidas y prefería pasar un rato a solas para tener más tiempo para mí.

Y “Más tiempo para mí” era sólo una de las más comunes excusas que podrían escuchar, de hecho lo tenían muy en claro eso. Pero cualquiera que mínimamente tenía noción de mi forma de ser, tendría también en cuenta que por más veces que intentase, nadie lograría descifrar lo que esa excusa significase y en realidad ocultaba muchas otras cosas que poco tenían que ver con la necesidad de tener tiempo. Desde temprano me había despertado mal ,pensando en que había soñado algo que no era para nada recurrente . En ningún momento había podido siquiera disimularlo, y es por eso que nadie se quejó cuando me negué a salir del apartamento. Modulé y reaccioné como si fuese una especie de zombi, sólo contestando y haciendo lo justo y necesario, lo menos expresivo posible. Esta situación para nada mejoraba lo que se sentía en el ambiente desde hacía varios días, en los cuales se vivía una rara tensión, consecuencia cuya causa todos deducíamos. Me sentí mucho más libre en cuanto todos se fueron luego de almorzar al mediodía, y fue ahí donde no aguanté la necesidad de revisar los viejos álbums familiares que había portado conmigo desde que dejé la casa que más llena de recuerdos podía existir en el planeta entero. Con mucha pesadez dejé una pila de ellos sobre la mesa y comencé a contemplar el contenido de cada uno, comenzando por el más viejo de todos, donde se encontraban las fotos en la que más pequeños estábamos mi hermano y yo. Exacto, había soñado con él, y eso me hizo tener presente lo mucho que extrañaba pasar tiempos con él, lo mucho que a veces lo necesité y lo difícil que se me hacía con cada día que pasaba el recordar sus facciones. Dolía haberlo perdido, y no quería atormentar a nadie con mis pesares y esa especie de depresión que me aprisionaba las pocas veces que me dejaba vencer por los recuerdos de mi infancia y pre-adolescencia junto a una de las personas que más había querido.

Me levanté de la silla, moviendo suavemente mis hombros y cabeza para relajarme un poco, pensar en todo eso realmente me ponía tensa. Guardé todos los álbums en la baulera de madera que tenía en una de las habitaciones y me acerqué al equipo de música para ponerle un poco de energía a mi día. Era momento de levantar mis ánimos, ya se estaba haciendo la hora de que vuelvan al apartamento y ya no me sentía tan mal como en un principio como para que me vuelvan a ver tan con el autoestima por el piso. Ellos la mayoría de las veces hacían que yo misma me pusiese en plan de levantar mis ánimos, por más que no estén en el momento para decírmelo. Son mi motor , las fuerzas que no tengo en mí. Es cierto que aún me lamento por todo lo que no pude disfrutar con los que se fueron, pero ahora reconozco que mi presente es más importante.

La música estaba bastante alta, sin embargo logré escuchar unos fuertes ruidos provenientes de afuera. ¿Pasos, risas? Parecían hechas por un grupo de amigos, seguramente que llegaban de alguna fiesta. Me recordó a aquellas veces en las que volvía con los míos ¡vaya que podría pasarme el día entero recordando sobre el tema! Sin prestarle demasiada atención al asunto, fui hasta el living y me dejé caer cómodamente en uno de los sofá. Suspiré profundamente, y cuando estaba cerrando mis ojos un estruendo hizo que me sentase del susto que me había ocasionado. Y ahí fue cuando escuché aquella voz particular, esa tan delicada pero quebrada por unas copas que caracterizaban cada vez que Abbey decidía tomar. Estaba cantando, y al parecer recordó tarde entre risas que no hacía falta aclarar que había llegado : como para no haberla escuchado antes. Me levanté cuanto antes para poder ayudarla, aunque lo primero que se me pasaba por la cabeza era ver en el estado en el que se encontraba. Una sonrisa surcaba mi rostro mientras caminaba a paso aligerado, a la corta distancia que nos separaba, Abbey dándome la espalda, empezaba a correr en dirección al baño. – DETEN-te- intenté advertirle a gritos , pero sólo llegué a decir un poco más de media palabra : ya estaba en el suelo. Para peor, iba arrastrándose , haciendo movimientos totalmente imaginarios y tarareando una melodía que luego reconocí.

No pude evitar echar a carcajadas, la situación me sobrepasaba. Siempre había querido ser la sobria del grupo que disfruta, goza y se divierte de la situación del más borracho de todos, pero para mala mía era una de las que más rápido terminaba en pedo. Más que de más está decir que Abbey nunca se había quedado atrás, pero ésta era mi oportunidad, por lo que esperé unos minutos a ver cómo seguía el show. Logró pasar al baño, y con la puerta comenzó a desvestirse y a ponerse mínimamente más presentable de lo que había llegado. Tampoco imaginaba cómo era que había terminado tan empapada, creo que era una de las primeras veces que la había encontrado tan sucia y hecha un desastre. Trataba de contener mis risas para que no notase mi presencia, aunque después de todo no era muy necesario. ¿Por qué? Pues, al salir del baño se encaminó velozmente hacia la habitación , pasando de mí tal que si estuviese pintada. Cada paso que Abbey así, me causaba aún más gracia, y el dolor que me provocaba en el estómago fue suficiente para tomar una buena bocanada de aire y darle una mano a mi amiga. Volvió a llamarme, y esta vez me digné a responder – Siempre lo estuve, Abbey!- me acerqué hasta la cocina , colocándome en un lugar en el que me pudiese ver y apoyándome mi espalda contra la pared, con aires de sobriedad más que de superioridad.

-¿Un vaso de agua sólo? Eso no te va a ayudar chiqui, debería mandarte a desintoxicar- bromeé mientras la observaba sin poder borrar la enorme sonrisa que portaba mi rostro. - ¿ Y los demás?- inquirí con mucho tono curioso- esperaba a que llegasen todos juntos- empezaba a planear de qué manera aniquilar a los otros inmaduros que dejaron que venga sola, aunque después de todo ella estaba bastante conciente como para saber dónde vivía y terminaría regañándolos para poder sentirme la autoridad por ser la única que de seguro esté sobria en el día hoy.

Cuando concluyó, acompañé su auto-felicitación con mis aplausos, merecidos por haber podido decir cosas coherentes aun estando inmersa en aquel gracioso estado.-Qué raro!- acoté con ironía ni bien terminó de contarme lo que le había sucedido. El solo hecho de imaginármelos a los cuatro tomándola de su delgado y pequeño cuerpo comparado con el de las otras bestias brutas que podrían tranquilamente tener el doble de fuerza que ella. Mi risita era incontenible, entre lo lejos que volaba mi imaginación y el ver cómo Abbey intentaba hacerme creer que lo que había tomado no iba a poder con su ser, definitivamente estaba hasta para filmarla. Nunca tuvo problemas de soltura pero estando ebria, hablaba como si la corriese el tiempo, extraordinariamente haciendo que se entienda lo que sea que quisiese decir. Había que admitir que la muchacha tenía mucha cancha en esas cosas de disimular.

Ni bien terminé de decir esas pocas tres palabras, la rubia ya había vuelto a abrir su bocota. ¿Acaso no podía contenerse? Sus pensamientos en estos momentos pasaban sin filtro por su cabeza y eran dichos sin pelos en la lengua. O al menos los más simples. -¿“Hora feliz”?- reformulé su pregunta con un tono que obviaba que lo que menos tenía era cara de una persona feliz. Pero así y todo no pude evitar soltar una sutil carcajada, ya que le había entendido a la perfección la pregunta. Era una de las típicas preguntas al estilo Abbey, de esas que van con códigos y no cualquiera que no supiese la historia o el significado podría llegar a entender a la primera vez de ser escuchados. Intentaba contestar su pregunta de una manera que no preocupase a nadie, pero mi honestidad hacia mi mejor amiga no podía terminar de convencerme a mí misma que evite la parte gris del asunto. Suspiré dubitativa por unos segundos – No creería capaz a alguien de poder tener su hora feliz el mismo día en el que soñó con alguien que ya no está en el presente- boom, ni más ni menos que la pura verdad del por qué a mi estado anti-social que acarreaba desde la madrugada.

Abbey acababa prácticamente de desparramarse a sí misma sobre la mesada de nuestra cocina para servirse un poco más de agua- Creo que estoy viendo a una esponja con vida- comenté mientras veía la manera en la que bebía el líquido incoloro de su vaso. Esperaba con un poco de esperanza a que no hubiese prestado la más mínima atención en ese pequeño lapso en el que contesté a su pregunta, la verdad era que no tenía ganas de volver al tema que ya daba por superado y del cual me había casi recompuesto por completo. Mientras me aseguraba que ella se quedase en su lugar,y no vuelva a caerse como con anterioridad había hecho, me dirigí hacia la habitación para levantar la toalla y luego tomé las prendas mojadas del baño que me quedaban de paso por el camino para poder colgar todo y así se seque, no quería absolutamente nada de ropa con olor a humedad, ni siquiera tratándose de la toalla. Luego volví a la cocina, apoyando mis codos sobre una barra de madera.